Que no estoy en la cantina!!!

Tomaba un Arizona half&half pero hacía gestos, como que no le gustó el té de limón con té verde. El hombre estaba en el asiento reservado para mujeres con bebé, embarazadas y/o viejos con bastón. Era viejo ciertamente y no había ninguna de las anteriores. De bigote blanco y largo, lentes aviador pero para leer, era delgado y de nariz grande, ojos grandes y no muy obscuros, pelo canoso. Recibió una llamada al cel (todos tenemos un Nokia) y respondía molesto, un vendedor de los éxitos de la salsa se subió al vagón, el hombre insistía NO!! NO ESTOY EN LA CANTINA!!!, QUE NO!!, YA VOY PARA LA CASA!!. Su interlocutor era, asumo, una mujer, no le creía. Molesto colgó: AHORITA TE LLAMO!!. Llegamos a la próxima estación, el vendedor cambió de mercado. El hombre sacó su cel, marcó, se escuchó el aviso de cierre de las puertas y él, molesto con su Arizona entre los pies esperaba respuesta, lo logró al momento que entró de último momento una vendedora con mochila-bocinas ofreciendo un cd con los mismos éxitos de la salsa. El hombre no podía creerlo, decía: QUE NO ESTOY EN LA CANTINA!! ESTOY EN EL METRO!, EN EL PINCHE METRO!! mira, oye. (Mira, oye, qué gran combinación) Y separó el teléfono valuado en menos de 300 pesos y lo puso como si tuviera cámara y estuviera tomando a la vendedora-bocinas, que no decía nada, sólo le subía al volúmen de las clásicas-de-la-fiesta.